Busco alimentar mi mente con todo aquello que no seas tu...
Divago rendida en esta la oscuridad, sobre mi confortable diván,
dando vueltas sobre mis mas secretos y obscuros temores,
recordando el ayer, sintiendo tu ausencia.
Escucho tu apacible voz, preguntándome y calmándome,
siento tu preocupación y entiendo tus silencios...
Me rodea una inseguridad que recorre mi ser,
a través de un escalofriante y vago recuerdo,
mientras inquisitivamente me pregunto;
¿La compañía de mi presencia, sera suficiente?
De nuevo te siento, por siempre un recuerdo..
Me atrevo a decírtelo para después encerrarme,
no deseo estar sola, la costumbre puede mas que yo?
Entonces te reitero que no es la soledad a la que le temo
ya que disfruto de mi compañía, si no a la desolación, la locura,la espera...
Confiesas el porque de tu callada y apacible incertidumbre,
me compartes tu visión, tu vida, los porqués.
Cual niña escucho atenta tus palabras,
como si me contaras una historia y yo estuviera intrigada por el desenlace,
supones que me aburres y que ya es suficiente y me mandas a domir,
deseo explicarte que estoy exhausta por mis constantes desvelos, por mis deseos de ti,
que deseo aprovechar cada segundo de tu celoso
tiempo, que siento que si duermo desperdicio tu presencia.
Amo estos tus mundos, el hacer tuya la noche, la ciudad, con felina y fiel compañía,
estos fríos que te rodean, los sótanos y las miradas que me envuelven en la incertidumbre...
Casi no digo nada de mi, deseo callar, guardarme, admirarte, solo quiero besarte,
quiero explicarte con una mirada y con este silencio lo mucho que te quiero,
como has conquistado a mi loco corazón.
Aun hay mucho mas, solo nos hemos fugado a hacer nuestra la noche y la vida misma,
aun no conoces mi guardián, mi paz y mi esperanza.
Muerdo mis labios, tiemblo y otra vez bajo la mirada y guardo silencio...
No encuentro que decir, solo deseo este momento compartir.
Crueles recuerdos mordaces, acechan mi mente,
esperan tranquilos buscan un descuido
y comienzan dibujandome un paisaje de dos,
le sigue tu silueta y de repente como ráfaga me ataca el anhelo de tus manos,
tu calor, mi medula se eriza al recordarte, mi cuerpo te reclama, como acrecentas mi sentir!
y de nuevo callo...
¿Que pasa con mis sueños? ¿En dónde están?
Descansa ya, me dices, tu brazo fraterno me arrulla
y tu voz me cobija, te apoya Morfeo y sellas la escena con un dulce te quiero.
Divago rendida en esta la oscuridad, sobre mi confortable diván,
dando vueltas sobre mis mas secretos y obscuros temores,
recordando el ayer, sintiendo tu ausencia.
Escucho tu apacible voz, preguntándome y calmándome,
siento tu preocupación y entiendo tus silencios...
Me rodea una inseguridad que recorre mi ser,
a través de un escalofriante y vago recuerdo,
mientras inquisitivamente me pregunto;
¿La compañía de mi presencia, sera suficiente?
De nuevo te siento, por siempre un recuerdo..
Me atrevo a decírtelo para después encerrarme,
no deseo estar sola, la costumbre puede mas que yo?
Entonces te reitero que no es la soledad a la que le temo
ya que disfruto de mi compañía, si no a la desolación, la locura,la espera...
Confiesas el porque de tu callada y apacible incertidumbre,
me compartes tu visión, tu vida, los porqués.
Cual niña escucho atenta tus palabras,
como si me contaras una historia y yo estuviera intrigada por el desenlace,
supones que me aburres y que ya es suficiente y me mandas a domir,
deseo explicarte que estoy exhausta por mis constantes desvelos, por mis deseos de ti,
que deseo aprovechar cada segundo de tu celoso
tiempo, que siento que si duermo desperdicio tu presencia.
Amo estos tus mundos, el hacer tuya la noche, la ciudad, con felina y fiel compañía,
estos fríos que te rodean, los sótanos y las miradas que me envuelven en la incertidumbre...
Casi no digo nada de mi, deseo callar, guardarme, admirarte, solo quiero besarte,
quiero explicarte con una mirada y con este silencio lo mucho que te quiero,
como has conquistado a mi loco corazón.
Aun hay mucho mas, solo nos hemos fugado a hacer nuestra la noche y la vida misma,
aun no conoces mi guardián, mi paz y mi esperanza.
Muerdo mis labios, tiemblo y otra vez bajo la mirada y guardo silencio...
No encuentro que decir, solo deseo este momento compartir.
Crueles recuerdos mordaces, acechan mi mente,
esperan tranquilos buscan un descuido
y comienzan dibujandome un paisaje de dos,
le sigue tu silueta y de repente como ráfaga me ataca el anhelo de tus manos,
tu calor, mi medula se eriza al recordarte, mi cuerpo te reclama, como acrecentas mi sentir!
y de nuevo callo...
¿Que pasa con mis sueños? ¿En dónde están?
Descansa ya, me dices, tu brazo fraterno me arrulla
y tu voz me cobija, te apoya Morfeo y sellas la escena con un dulce te quiero.
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